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La odontología en la Edad Media: la peligrosa práctica de los barberos

Imagina estar en la Edad Media, con dolor de muelas y sin saber adónde acudir. En esa época, los barberos no sólo cortaban el cabello y afeitaban barbas, también eran los encargados de la extracción dental y el tratamiento de enfermedades bucales y dentales. ¿Te imaginas tus dientes en manos de alguien sin conocimientos médicos sólidos? Esta es la historia de la práctica dental en la Edad Media, que evolucionó hasta llegar a la odontología moderna que conocemos hoy en día



En la Edad Media, la figura del barbero era mucho más que solamente cortar el cabello y afeitarse la barba. Los barberos también eran responsables de otras tareas, como la extracción de dientes y el tratamiento de enfermedades dentales.


En ese entonces, existía una gran diferencia entre la medicina practicada por los médicos y la practicada por los barberos. Los médicos eran considerados de mayor rango y educación, y sus prácticas se basaban en el conocimiento teórico y la utilización de hierbas y medicinas. Por otro lado, los barberos eran considerados como trabajadores manuales, y sus conocimientos se basaban en la experiencia adquirida a través de los años.


En el caso de las enfermedades dentales, las personas solían acudir primero a los barberos en busca de tratamiento. Estos utilizaban herramientas específicas para extraer los dientes, como pinzas y tenazas. A menudo, el procedimiento no era precisamente indoloro e incluso podía resultar en infecciones y complicaciones.


Pese a ello, los barberos gozaban de cierto prestigio en el área de la salud. Sin embargo, su práctica era condenada por las autoridades sanitarias y religiosas, pues se consideraba que podían propagar enfermedades a través de las prácticas poco higiénicas.


A pesar de los peligros y riesgos asociados con la práctica de la odontología y la extracción de dientes por parte de barberos medievales, resulta innegable que en su momento fue una herramienta clave para aliviar el dolor, “prevenir la infección” y ayudar a aquellos que, en aquel entonces, padecían enfermedades relacionadas con los dientes y la boca.


Sin embargo, la limitada capacitación de los barberos, la falta de una higiene adecuada y, más importante todavía, la falta de conocimientos médicos sólidos en general, hicieron de esta práctica una operación peligrosa y potencialmente perjudicial para pacientes.


No fue sino hasta el siglo XVIII cuando se separaron las prácticas médicas de las del oficio de barbero. Al unísono, se estableció un mayor control en la formación y práctica médica bajo la supervisión de las autoridades sanitarias y se establecieron nuevas leyes y ordenanzas, las cuales prohibían a los barberos ejercer funciones dentales y médicas.


Con el tiempo, la evolución de la ciencia médica y la comprensión de las enfermedades dentales iluminaron la importancia de una educación científica y rigurosa para la práctica de la odontología. Esto llevó a la formación de médicos especializados y dentistas que cuentan con una rigurosa educación, tanto en la práctica científica de la odontología y como en los nuevos avances tecnológicos que han transformado esta área de la Medicina.


A medida que avanzamos en el siglo XXI, la práctica dental experimentó las mayores transformaciones tecnológicas y educativas de toda la historia. Desde avances en la fabricación y desarrollo de materiales dentales, pasando por nuevos instrumentos e instalaciones de alta tecnología, hasta técnicas quirúrgicas más sofisticadas y perfeccionadas que siguen mejorando en nuestro día a día.


Así pues, en la actualidad, los dentistas son considerados como profesionales médicos altamente capacitados y con gran conocimiento científico, lo que les permite diagnosticar, tratar y prevenir una amplia variedad de enfermedades dentales y bucales. Acciones preventivas y de mantenimiento como cepillarse y hacerse limpiezas dentales regulares, son el resultado de la evolución y el progreso hacia la odontología moderna.

A la luz de los avances médicos y la tecnología del siglo XXI, nunca imaginamos que en la Edad Media, la figura del barbero tuviera un rol tan importante en la salud de las personas, incluyendo la extracción dental y el tratamiento de enfermedades dentales. Pero a pesar de ello, su práctica, aunque condenada, es parte en la historia de la medicina y nos recuerda lo lejos que hemos llegado como sociedad para mejorar la salud y el bienestar de las personas.


¿Te imaginas cómo sería ir a contarte el pelo y que te quiten a la vez las muelas del juicio sin anestesia? ¡Resulta difícil de imaginar!

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