La sonrisa gingival es una característica física que afecta a entorno el 15% de la población. Esta condición es meramente estética, por lo que no requiere de tratamientos para mejorar la funcionalidad de la boca. A pesar de esto, muchas personas se sienten inseguras con su sonrisa, por lo que existen varios tipos de tratamientos con los que conseguir mejorar su calidad de vida. Coge papel y bolígrafo, porque en este post comentamos de la sonrisa gingival
En toda sonrisa entran en juego varios elementos que definen su estética; hablamos la forma, el tamaño, el color, la apariencia… Sin embargo, como es evidente, uno de los aspectos que más la condicionan es el balance de porcentajes que se produce entre los dientes y la encía. Así pues, existe una fina línea que separa lo que se considera estético de lo que no, dejándolo en manos de la persona que observa.
Médicamente hablando, sin embargo, decimos que una sonrisa es gingival cuando se muestran más de 4 mm de encía, por lo que el protagonismo que deberían tener los dientes se ve eclipsado por la parte rosa. Esto puede deberse a varios factores, los cuales giran entorno al labio, el tamaño de los dientes o el hueso maxilar.
Resulta de interés destacar que esta condición es un 5% más habitual en mujeres que en hombres, las cuales también muestran un mayor porcentaje de interés a la hora de corregirla. Ahora bien, para poder dar este paso, debemos entender que no todas las sonrisas gingivales son iguales, ni tampoco presentan el mismo tipo de dificultad a la hora de corregirlas. Es por eso que existen diferentes grados y, por tanto, soluciones.
Hiperfuncionalidad muscular
El caso más común de sonrisa gingival se produce por una hiperfuncionalidad muscular. El reflejo labial hace que el labio se contraiga en exceso cuando sonreímos, mostrando un gran porcentaje de encía. La solución más habitual es emplear botox, el cual relajará esta contracción y conseguirá que nuestro labio quede más bajo.
Este procedimiento se debe repetir cada cierto tiempo, ya que el efecto que produce EL botox desaparece pasados unos meses. También debemos saber que el botox siempre debe ser aplicado por personal cualificado y en centros especializados, por lo que el paciente nunca podrá aplicárselo por sí mismo.
Crecimiento dental tardío
Otra posible causalidad de la sonrisa gingival tiene que ver con el tamaño de nuestro maxilar. Para conocer el origen de esta condición, debemos retroceder hasta nuestra infancia. Si nuestros dientes finales llevaban mucho retraso en su crecimiento, es posible que nuestro maxilar se haya desarrollado antes de que estos acabaran de salir. El resultado es que los dientes quedan muy metidos dentro de la encía, por lo que solo muestran un porcentaje del espacio recubierto por el esmalte.
Dado el caso, la mejor solución es recortar un poco de esa encía, con lo que el diente será más visible y proporcionado.
Hueso maxilar superior prolongado
Por último, la opción menos frecuente se produce cuando existe un exceso de porción ósea en el maxilar superior, por lo que podemos decir que el hueso de debajo del labio es más largo o prolongado de lo habitual.
Para poder corregirlo se necesita una intervención bastante más compleja, la cual deberá llevarse a cabo con personal específico en el hospital y consistirá en reducir ese hueso para poder subirlo más arriba; aunque en los casos más leves de esa también podría tratar de corregirse mediante una ortodoncia específica.
En definitiva, la sonrisa gingival se puede tratar, aunque no supone un peligro para tu boca ni su funcionalidad. Si tu sonrisa te produce inseguridad, visita tu dentista y coméntale cómo te sientes. Después de analizar tu caso concreto, te guiará para saber cuáles son las soluciones que mejor se adaptan a ti.
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