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Todo lo que debemos saber de los implantes en 7 preguntas

Como no podía ser de otra forma, durante el mes de la implantología, vamos a tratar uno de los temas más interesantes y demandados de la odontología: los implantes. Por tanto, vamos a hablar de esas estructuras metálicas biocompatibles que, unidas a las coronas y los puentes, consiguen hacer que piezas dentales perdidas vuelvan a lucir en nuestra boca como si fueran dientes naturales. ¡Biotecnología en estado puro!



Este post lo vamos a desarrollar basándonos en las ocho preguntas más frecuentes que, durante los últimos años, han realizado nuestros pacientes en las Clínicas Nou Dent: ¿estética o salud?; ¿todas las personas pueden usarlos?; ¿cuál es su procedimiento?; ¿son para siempre?; ¿cuáles son sus alternativas?; ¿merecen la pena?; ¿cuánto tiempo tarda este tratamiento? Poneos cómodos y… ¡vamos con ello!



Cuando una pieza dental está en mal estado, ya sea por la caries, problemas periodontales u otros, es común acudir al dentista debido a las molestias. Muy probablemente se podría haber evitado el problema, siempre y cuando nos hubiéramos realizado revisiones rutinarias con la que detectarlo a tiempo. Sin embargo, aunque sea complicado, nuestro dentista siempre intentará salvar las piezas dentales naturales, por lo que se planteará la posibilidad de realizar tratamientos de conservación. Aun así, en muchas ocasiones, las piezas están en tan mal estado que resulta imposibles su reparación, en cuyo caso se debe optar por la extracción para evitar futuras infecciones o patologías. También, un golpe certero puede hacer que perdamos uno o varios dientes pero, si se trata a tiempo, estos se podrían reimplantar.


Ahora bien, cuando no hay forma de salvar la pieza dental y nos queda el hueco, no solo empeora la estética de nuestras sonrisa, sino también nuestra función masticatoria. La oclusión de la boca deja de ser eficiente, por lo que los dientes restantes, con el paso del tiempo, intentarán desplazarse para cubrir el espacio y minimizar la pérdida. Nuestra digestión también empeorará, ya que no podremos masticar como es debido. Por último, el hueso de la encía se retraerá, debido a la falta de estímulo en la masticación. Esta última aportación es más compleja de lo que parece, ya que dificultará la colocación de prótesis en el futuro y causará posibles molestias con los removibles. Además, la regeneración del hueso maxilar es bastante complicada, lo que llevará su tiempo.



En cuanto a las alternativas existentes a la implantología, podemos decir que la más común es la colocación de prótesis removibles. Estas tienen un coste significativamente inferior, además de estar indicadas para todo tipo de pacientes. El problema es que muchas personas no están dispuestas a ello, ya que les resulta incómodo o desagradable en su día a día. También pueden resultar menos estéticas, ya que algunas de ellas tienen ganchos de metal que pueden apreciarse en la sonrisa.


Sin embargo, esta no es la única opción alternativa a la implantología. Si buscamos algo fijo sin implante, siempre que el hueco a cubrir no sea demasiado grande, se puede optar por la colocación de puentes. El problema de esta práctica es que se deben desgastar las piezas dentales contiguas al hueco, lo que supone un tratamiento un tanto invasivo. Este procedimiento, en muchas ocasiones, será desaconsejado por el propio odontólogo, el cual siempre buscará preservar la salud de tus dientes naturales.


Las estimaciones más recientes afirman que en España se colocaron entre 1’2 y 1’4 millones de implantes dentales en 2021, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA)

Ahora bien, ¿todas las personas pueden llevar implantes? Lo cierto es que no, pero una amplia mayoría sí. Como en cualquier operación, la implantología supone ciertos riesgos que hay que tener en cuenta. El primero de ellos es la aceptación por parte del cuerpo. El material que se emplea para la fabricación de los implantes es biocompatible, lo que significa que el cuerpo lo asimila como si fuera parte de él mismo. Después de su colocación, el hueso maxilar crece a su alrededor para abrazarlo, como si se tratara de una raíz dental natural. Sin embargo, es imprescindible que el paciente tenga una buena microcirculación en sus encías, ya que de lo contrario aumenta significativamente la probabilidad de infección y/o rechazo.



Más allá de eso, y por motivos muy similares, también se desaconseja esta práctica a todos aquellos pacientes con diabetes no controlada o problemas serios de higiene dental. El tabaquismo también entra en juego en este aspecto. Por tanto, estos tres últimos casos deberán ser tratados con tiempo, antes de plantear cualquier intervención. Lo más común es que el dentista pueda apreciar los problemas a simple vista, pero además de esto, siempre se realizará un examen para ver el estado de salud general del paciente. Si no se puede, se optará por las alternativas anteriormente citadas.


El procedimiento para la colocación del implante comienza con el examen que comentábamos. Después, se realiza un diseño digital de sonrisa y se determinan los materiales que se van a emplear. Ya en materia, si fuera necesario, lo primero es extraer el diente afectado. Pasado un tiempo se realiza una pequeña incisión en la zona y se perforará el hueso maxilar, donde se va a colocar el implante. Finalmente, se atornilla la corona o el puente y se lleva a cabo un seguimiento. La estimación general son de cuatro a seis visitas y de dos a cuatro meses, pero el resultado merece la pena.



Hablemos ahora del tiempo: ¿es para toda la vida? Responder a esa pregunta de forma tajante es complejo, pero qué mejor forma de hacerlo que planteando nosotros la siguiente: ¿los dientes son para toda la vida? Lo cierto es que, siempre que el paciente esté sano, lleve a cabo sus revisiones y tenga muy presente la higiene bucodental, la respuesta es sí. Los implantes, al igual que los dientes, son para siempre. No tienen fecha de caducidad, pero en su conservación entran en juego aspectos externos como los hábitos, las enfermedades o la mala higiene. Por ejemplo, la caries no puede afectar directamente al implante, pero la periodoncia sí. La salud de nuestras encías es crucial para el éxito, al igual que la salud de nuestro hueso maxilar. Una mala higiene debilita las encías, lo que podría provocar la pérdida del implante a largo plazo. Es cuestión de ser consciente y preocuparse por el bienestar propio.


En definitiva, y para concluir con la última de las preguntas, los implantes merecen mucho la pena. Son el tratamiento de elección por excelencia, tanto por parte de los pacientes como de los odontólogos. Los buenos hábitos de higiene y cuidado son cruciales, por lo que una buena salud implica tenerlos en nuestra boca toda la vida. Es cierto que debamos invertir más tiempo que en otros tratamientos alternativos, pero esos meses dan como resultado una sonrisa perfecta, como si se trata de piezas naturales. Ahora es cuestión de analizar tu caso particular. En nuestras Clínicas Nou Dent contamos con profesionales de la implantología que conseguirán los mejores resultados. Podrás coger cita en la sección que encontrarás más abajo. Esperamos haberte ayudado. Puedes dejarnos todas tus dudas en la sección de comentarios.

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